
Mi corazón se cierra para no oír la canción que suena y repite una y otra vez las mismas palabras.
Hoy no puedo contar lo que soñé, al menos no del todo. No lo recuerdo, y lo que logro recordar quiero olvidarlo. Me queda una sensación, la sensación de que hubo algo que me impulsó a seguir soñando, pero que no quiero recordar estando despierta. Ahora es mi memoria la que se cierra.
Mi estómago calcula cuánto tiempo podrá continuar evadiendo la realidad. Tiembla y tiembla ante la respuesta que no existe. Y yo dejo de escuchar a mi estómago. Mis oídos se cierran.
Si la vida fuese milagro y no una cruel realidad, necesitaría poder tener una larga y difícil charla con el creador de todo esto, si es que existe, y preguntarle hasta la saciedad qué es lo que ocurre, qué es lo que pasa; ¿por qué yo no encuentro el milagro en esta perra vida, por qué no quiero buscarla?. Sería un diálogo curioso.
Pero no quiero pensar más y mi mente es la que ahora se cierra.
Buenos días, mundo cruel.
Publicado por: estaba loca
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